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21 de març 2009

PRENSA: LAS SALINAS DE SANTA POLA.

Salinas de Santa Pola.

09.03.09 -



Comarcas

La sal de la biodiversidad


Lejos de ser actividades incompatibles con la conservación de los humedales, las explotaciones salineras de Torrevieja y Santa Pola aportan beneficios a esos ecosistemas


J. L. ALICANTE


La producción no siempre está reñida con la conservación de los ecosistemas. Es más, en algunos casos la coexistencia no se limita exclusivamente a una especie de pacto de no agresión, sino que su proximidad reporta beneficios tanto a la actividad económica como al medio natural. En en la provincia de Alicante hay dos buenos ejemplos: las explotaciones salineras de Santa Pola y Torrevieja, que se encuentran ubicadas en dos humedales de gran valor ecológico como las Salinas de Santa Pola y las lagunas de La Mata-Torrevieja, respectivamente.


El Parque Natural de las Salinas de Santa Pola es un muy buen exponente de coexistencia entre actividad económica y conservación del medio natural. De hecho, sin la explotación salinera el parque no tendría sus características actuales.


Estas salinas marinas fueron creadas artificialmente a finales del siglo XIX y principios del XX, mediante una adaptación del terreno, de manera que se formaron amplias balsas de escasa profundidad y gran superficie.


En principio estuvo integrada por un conjunto de tres salinas artificiales: las salinas de Braç del Port (850 hectáreas), las salinas de Bonmatí (492 hectáreas) actualmente en plena producción, y la antigua propiedad de Salinera Española, que hoy día ya está en desuso aunque actualmente se mantiene todavía el circuito del agua para asegurar la vida que hay en ellas.


Actualmente la industria salinera no sólo utiliza el sol y el viento como fuente de energía principal, sino que ha creado una superficie que se ha convertido en el hábitat imprescindible de una fauna muy variada, que poco a poco se ha ido asentando en las salinas. La garceta común llegó por primera vez a la zona en 1944 y los primeros flamencos en 1952; en 1978 lo hicieron los tarros blancos y en 1980, los cormoranes.


Tarro blanco (Tadorna tadorna)


Estas aves han encontrado en las salinas el alimento necesario (peces, artemia y mosca salina, entre otros) y un sitio ideal para nidificar. Ello permite que se beneficien mutuamente la actividad salinera y los ecosistemas.


Las aves se alimentan de los peces e invertebrados que penetran en las salinas, mientras que la producción salinera se beneficia de la riqueza mineral aportada en los excrementos por la avifauna. Esto es de vital importancia para los salineros, ya que permite la presencia en el agua de algas y bacterias microscópicas de color rojo, de ahí esa característica coloración rosada de las balsas con mayor concentración salina.


Desde la Conselleria de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino explican que "las charcas salineras son una zona aislada y de temperaturas variadas debido a las diferentes densidades y coloraciones de las aguas, por lo que las aves pueden elegir las más adecuadas para sus fines.


Un aspecto fundamental que determina la gran riqueza biológica de la zona es la circulación permanente de agua marina, ya que ésta no se detiene durante el invierno, aunque su velocidad baja enormemente; esto supone que las balsas permanezcan inundadas durante todo el año y haya un aporte continuo de nutrientes.


El funcionamiento de las salinas marítimas mediterráneas consiste en almacenar el agua de mar en estanques de poca profundidad, donde la progresiva evaporación del agua lleve a una concentración cada vez mayor de ésta y permita la cristalización de la sal.


Las salinas marítimas se encuentran principalmente en áreas litorales bajas y llanas para permitir fácilmente la entrada del agua.


Suelen estar divididas en estanques construidos a diferentes niveles que facilitan el paso directo del agua, mediante compuertas, de unos estanques a otros. Normalmente el terreno es arcilloso, con lo que se evita la pérdida del agua embalsada. Todo el proceso precisa de un clima seco y caluroso que proporcione la energía necesaria para la obtención de la sal. Y tanto en Santa Pola como en Torrevieja lo tienen con creces.


Fotos de Rafa Muñoz, FONS FOTOGRÀFIC SVO.

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